jueves, 21 de junio de 2007

Los aborígenes celebran la llegada del año 5510

Con la salida de los primeros rayos de Sol, la comunidad aborigen argentina celebrará hoy en la ciudad de Buenos Aires, en Jujuy y en Tierra del Fuego la llegada del año 5510 de su cultura, en coincidencia con el inicio de un nuevo ciclo de vida en el hemisferio sur, a partir del solsticio de junio o primer día de invierno.

En la región, las comunidades mapuches del Neuquén celebrarán este lunes 24 el "Wiñoy xipantu" o "año nuevo que vuelve", en el "rehue" ubicado en el paraje Puente Blanco, a unos 4 kilómetros de San Martín de los Andes camino a cerro Chapelco.
Ese día constituye para este pueblo originario el momento de inicio de la renovación de todas las fuerzas naturales y del ser mapuche. A partir de ese instante las jornadas de sol comienzan a extenderse naturalmente, y las noches se hacen más cortas.
Una parte de las ceremonias tradicionales, entre las 15 y las 19 del lunes, estará abierta a los no mapuches. Las comunidades formularán distintos pronunciamientos sobre temas de su interés y de la actualidad.
La agrupación "Ciudadanos en la Plaza" de San Martín invitó a residentes y turistas a sumarse a ese segmento de la actividad, para compartir con los mapuches una jornada que debe estar fundada en el respeto por las diversidades culturales. La ceremonia concluirá con la ancestral danza del choique.
Entretanto, en la Capital Federal, la concentración para los festejos ya comenzó anoche en la Plaza de las Naciones Unidas, en Figueroa Alcorta y Austria, frente a Canal 7, donde numerosos integrantes de los pueblos indígenas locales se reunieron a esperar la llegada del Año Nuevo en una ceremonia abierta a toda la comunidad.
En tanto, se confirmó que en Ushuaia, pese a la crisis, se celebrará la Noche Más Larga, que incluye la Fiesta de las Antorchas -que se postergará en caso de que el temporal en curso continúe- y que en Jujuy tendrá lugar el Inti Raymi o Fiesta del Sol con rituales que se llevarán a cabo en Tilcara.
Wenceslao Villanueva, miembro del Consejo de Acontecimientos Aborígenes de Argentina (CAA) con sede en Buenos Aires, explicó que "para nosotros, el comienzo del nuevo año se rige por el ciclo cósmico, en el cual, el 21 de junio, el Sol alcanza el punto más lejano (al hemisferio sur de) la Tierra, para iniciar a partir de ahí, una vez más, su período de acercamiento".
"Durante las rogatorias que realizamos hasta el amanecer pedimos que el Padre Sol vuelva con mejores energías, y con la aparición de sus primeros rayos renovamos nuestra alianza con él y con todos los seres vivientes", aseguró el integrante de la comunidad aymará en Buenos Aires.
Villanueva detalló que "la ceremonia consiste en una reunión testimonial alrededor de una fogata que mantenemos encendida hasta la salida del Sol para calentar a la Madre Tierra y protegernos a nosotros mismos durante la noche más larga del año".
"Allí, los más ancianos traspasan sus vivencias pasadas a los jóvenes en parlamentos que se realizan cada 40 minutos, mientras que entre uno y otro, todo el grupo se mantiene en rogativas", describió.
Fernando Ortega Villa, perteneciente a la cultura tupí-guaraní, aclaró que "la ceremonia busca también rescatar nuestra propia armonía con la naturaleza, en vez de festejar el comienzo del año en diciembre, como corresponde al hemisferio norte".
José Diego Lanusse, un quechua de la comunidad coya, relató que durante el rito tradicional del Año Nuevo "también se honra a la Pachamama, donde se agradece a la Madre Tierra la posibilidad de vivir que nos da".
"El dueño de casa o jefe de comunidad espera la llegada de los amigos y familiares, y una vez reunidos, una pareja de ancianos y niños -que representan a la madre, el padre y los hijos de la comunidad- comienzan con la ceremonia", relató.
Lanusse contó que "luego todos van hacia un pozo rodeado de ollas con comidas típicas -maíz, zapallo, papa, papaya y charqui- y allí dejan algunas cucharas que luego los miembros de la comunidad utilizarán para comer". "A continuación pasan las parejas más jóvenes con hijos, aquellos que no tienen niños y por último los solteros", especificó el anciano quechua.
En otra parte del ritual, se hace un cigarrillo con chala -hoja que envuelve el choclo-, tabaco picado y otras yerbas, el cual se pita y se tira una bocanada de humo en el pozo y otra al aire y se deposita en el montículo de tierra que se extrajo en la excavación del pozo.
"Al comenzar con el ritual los ancianos dicen "Cucilla Cucilla", que significa alegría por estar vivos, y al finalizar se cierra el pozo y cada uno agradece o pide por algo", describió Lanusse, cuyo nombre aborigen es Ushi Huanka Kunturkanky, que significa "pequeño antiguo guerrero cóndor".
Por su parte, Villanueva alertó sobre las dificultades que enfrentan los aborígenes y reclamó porque "la comunidad y las autoridades no toman en cuenta nuestros lugares sagrados".
(Ag. SMA y Red. Central)

Esta vez es "más especial", dicen

Por convención, los aborígenes americanos agregan 5.000 años al momento de la llegada de Colón al Nuevo Continente para establecer su calendario, por lo que hoy comienza el 5510 para estas culturas, aunque varios miembros de las comunidades acotaron que "en realidad deberían sumarse unos 40.000 años".
Apuntan además que "nuestros ancianos han indicado el inicio de un nuevo Pachakuti -equivalente al concepto de milenio en la cultura occidental- por lo que esta es una ocasión algo más especial que lo acostumbrado".
El Pachakuti coincide con un ciclo de alrededor de 500 años que responde al movimiento de nuestro Sol alrededor de otros soles y su cálculo tiene origen en culturas indígenas ancestrales.
Los dirigentes aborígenes anunciaron que "nuestra ceremonia del Año Nuevo es también una propuesta al mundo, para mostrar que estamos viviendo en desequilibrio con la naturaleza y que debemos volver volver a buscar el balance".

Frente a las cámaras, los Pehuen Che en Los Berros

SIERRA GRANDE (Especial).- Un grupo de cineastas tomarán las costumbres del pueblo mapuche para filmar un documental. Ayer se instalaron en el paraje Arroyo Los Berros para participar y registrar el Wiñoy Xipantu, la celebración de las comunidades de esa raza aborigen por el Año Nuevo, que comienza entre cada 20 y 25 de junio. Las ganas por recuperar sus ritos ancestrales y la lucha por la permanencia de la tradición autóctona hicieron que los mapuches del este rionegrino se juntaran como en otros lugares para recibir al nuevo año.
Esta actitud y la amabilidad con la que dan la bienvenida al "huinca" hacen que el acercamiento y la integración sea muy agradable para los pobladores de las ciudades cercanas, aunque no compartan los mismos rituales y creencias.
Pablo Gorosito (director), Sebastián Diestch (director de fotografía), Julio Artusio (sonido) y Roberto Leonardo (cámaras) están convencidos de que la ceremonia que anualmente ocurre en Los Berros será digna de contar. Hace unos meses, los cineastas que actualmente residen en Capital Federal hicieron un trabajo de campo que incluyó la búsqueda de vivencias que tengan que ver con leyendas patagónicas. En esta localidad encontraron la punta del ovillo para generar un nuevo proyecto.
Dos conocedores de la cultura nativa, Oscar Amed y Jazmín Welsh, les comentaron de la celebración anual y todo lo que ocurre alrededor. Por lo que no dudaron acerca de que esos eran el tema, los personajes y el momento que registrarían con sus cámaras. "El documental no es histórico. Queremos dejar el mensaje de que a pesar de todo, los mapuches siguen en pie y luchan por su cultura", comentó ayer antes de la partida hacia Los Berros, Pablo Gorosito.
El primer acercamiento a don Manuel Cayul, líder de la comunidad Pehuen Che, de ese paraje sureño, fue cordial y ameno, a pesar de los temores y prejuicios que les hacían suponer a los cineastas que sería difícil llegar a ellos y mucho más filmar un documental. El contacto fue totalmente distinto a lo que preveían, y desde mañana comenzarán a rodar el film, que si bien aún no tiene nombre, estiman que elegirán un vocablo mapuche.

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